El laberinto de la felicidad

…Un hombre cumplió su sueño de viajar a la Luna, pero durante el alunizaje, el cohete se averió sin remedio. Él siempre había deseado ir hasta allí, pero se encontró con que no podía regresar a la Tierra y le quedaba sólo oxígeno para tres días. En ese tiempo era imposible que pudieran mandarle otro cohete para recogerlo o traerle más oxígeno. El astronauta supo entonces, por primera vez en su vida, qué era exactamente lo que quería: volver a casa y estar en la Tierra para llevar allí una vida simple y feliz. ¡Tuvo que viajar hasta la Luna para valorar algo que ya tenía tan cerca!…


(El laberinto de la felicidad-Francesc Miralles y Álex Rovira)

El hombre en busca de sentido

LA PREGUNTA POR EL SENTIDO DE LA VIDA

Lo que se necesita urgentemente en tal situación es un cambio radical de nuestra actitud frente a la vida. Debemos aprender por nosotros mismos, y enseñar a los hombres desesperados, que en realidad no importa lo que esperamos de la vida, sino que importa lo que la vida espera de nosotros. Hablando en términos filosóficos podríamos decir que se trata de una especie de giro copernicano: tenemos que dejar de preguntar por el sentido de la vida y en su lugar percatarnos de que es la vida la que nos plantea preguntas, cada día y a cada hora. Preguntas a las que no hemos de responder con reflexiones o palabras, sino con el valor de una conducta recta y adecuada. En última instancia, vivir significa asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la vida plantea, cumpliendo la obligación que nos asigna.

Esas obligaciones y tareas, y en consecuencia el sentido de la vida, difieren en cada hombre, en un momento u otro, de manera que resulta imposible concebir el sentido de la vida en términos abstractos. Nunca se podrá responder a la pregunta sobre el sentido de la vida con afirmaciones absolutas. «Vida» no significa algo vago, sino real y concreto, del mismo modo que las tareas que nos impone son muy reales y concretas. Ellas conforman el destino de cada hombre, que es distinto y único para cada cual. Un hombre no puede compararse con otro hombre, ni un destino con otro destino. Ninguna situación se repite, cada situación reclama una respuesta diferente. Una situación puede exigir al hombre que construya su propio destino con determinado tipo de acciones, que aproveche la oportunidad y lo trace simplemente contemplándolo y vivenciándolo. O también puede ser que se le pida sencillamente aceptar su destino, cargar con su cruz. Cada situación es única e irrepetible, y para cada una existe una única respuesta adecuada.

Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptarlo porque el sufrimiento se convierte en su única y singular tarea. Es más, tendrá que llegar a la conciencia de que ese destino doloroso le otorga el valor de persona única e irrepetible. Nadie puede redimirlo de su sufrimiento ni sufrir por él. Sin embargo, es en su actitud frente al dolor donde reside la posibilidad de conseguir un logro excepcional.

Para nosotros, los prisioneros del campo de concentración, estos pensamientos no constituían en absoluto especulaciones alejadas de la realidad, sino que eran los únicos pensamientos capaces de liberarnos de la desesperación, incluso cuando ya no vislumbrábamos ninguna perspectiva de salir vivos de allí. Ya habíamos superado la ingenua etapa de creer que el sentido de la vida consiste en alcanzar un objetivo a travésde la creación de algo valioso. Nuestro sentido abarcaba los amplios círculos de la vida y la muerte, del sufrir y del morir. Ahí se entablaba nuestra lucha.

(El hombre en busca de sentido – Viktor Frankl)

una hormiga

Un día las hormigas, pueblo progresista, inventan el vegetal artificial. Es una papilla fría y con sabor a hojalata. Pero al menos las releva de la necesidad de salir fuera de los hormigueros en procura de vegetales naturales. Así se salvan del fuego, del veneno, de las nubes insecticidas. Como el número de las hormigas es una cifra que tiende constantemente a crecer, al cabo de un tiempo hay tantas hormigas bajo tierra que es preciso ampliar los hormigueros. Las galerías se expanden, se entrecruzan, terminan por confundirse en un solo Gran Hormiguero bajo la dirección de una sola Gran Hormiga. Por las dudas, las salidas al exterior son tapiadas a cal y canto. Se suceden las generaciones. Como nunca han franqueado los límites del Gran Hormiguero, incurren en el error de lógica de identificarlo con el Gran Universo.

Pero cierta vez una hormiga se extravía por unos corredores en ruinas, distingue una luz lejana, unos destellos, se aproxima y descubre una boca de salida cuya clausura se ha desmoronado. Con el corazón palpitante, la hormiga sale a la superficie de la tierra. Ve una mañana. Ve un jardín. Ve tallos, hojas, yemas, brotes, pétalos, estambres, rocío. Ve una rosa amarilla. Todos sus instintos despiertan bruscamente. Se abalanza sobre las plantas y empieza a talar, a cortar y a comer. Se da un atracón. Después, relamiéndose, decide volver al Gran Hormiguero con la noticia. Busca a sus hermanas, trata de explicarles lo que ha visto, grita:

“Arriba…luz…jardín…hojas…verde…flores…”

Las demás hormigas no comprenden una sola palabra de aquel lenguaje delirante, creen que la hormiga ha enloquecido y la matan.

(Escrito por Pavel Vodnik un día antes de suicidarse. El texto de la fábula apareció en el número 12 de la revista Szpilki y le valió a su director, Jerzy Kott, una multa de cien znacks.)

bailar con la soledad

«A veces tengo la sensación de que todos tenemos algo de islas. Vivimos en contacto con otra personas (muchas o pocas, esa ya depende, pues cada historia es única). Nos vemos a distancia (mayor o menor, pero distancia). Y entre esas gentes cuya vida se entreteje con la tuya va habiendo de todo; padres, hermanos, hijos, compañeros de trabajo o de comunidad, amigos, amores, jefes, subordinados, pareja, gente a quien atendemos, otros que nos atienden…
Y por más que se cruzan nuestros caminos, que nos reconocemos y compartimos parte del trayecto; por más que buscamos, y en ocasiones, hasta encontramos intimidad, cercanía o amor… también hay en cada uno de nosotros un punto de soledad, de unicidad, de hondura a donde nadie más se asoma. Hay tantos pensamientos, ideas y emociones que nunca compartiremos… Tanto secreto en nuestros deseos, ilusiones, llantos o miedos. Hay tanta vida oculta, cotidiana, anónima, en nuestros días.
Esa es una de las tensiones más fecundas, aunque también más dolorosas, de la vida. Moverse entre la soledad y el abrazo, entre la distancia y el encuentro, entre la diferencia y la unidad. Y así vivimos, tendiendo puentes o buscando barcos que nos ayuden a atracar, aunque sea por un tiempo, en puertos ajenos; abriendo nuestra tierra para que puedan hollarla pies distintos. Entre la alegría de descubrir a otros próximos en la vida y el dolor de no poseerlos, de dejarlos marchar cuando llega el momento, de respetar sus tiempos, sus espacios, sus silencios.
Somos creados para el encuentro y la comunión. Y por toda la gente sola: por todos los llantos velados; por las heridas silenciadas; por los miedos ocultos; por tantos puertos cerrados; por los abrazos negados… no podemos rendirnos»

(Bailar con la soledad – José María Rodríguez Olaizola)

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PLEGARIA DE LA SERENIDAD

Que Dios me conceda serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que sí puedo, y la sabiduría para aprender de la diferencia.

 

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INVISIBLE

«…En un pequeño piso, una psicóloga intenta dormir pero no puede. Convertirse en avispa, respirar bajo el agua, ver monstruos, hacerse invisible, volar con un dragón… se pregunta por qué un chico necesita inventarse cosas así. Sabe que no está loco, por eso no entiende lo que está ocurriendo. Tras mil vueltas en la cama y otros tantos pensamientos finalmente consigue dormirse.

Es al día siguiente, al volver de nuevo al hospital, cuando ese chico le cuenta la misma verdad pero de una forma distinta.

Es entonces cuando a ella se le encoge tanto el corazón que por un momento piensa que ya no va a volver a encontrarlo; cuando comienza a creer también en los monstruos, en los poderes y en los dragones; cuando comprende de dónde viene esa sensación de ahogo al despertarse, esos elefantes en el pecho y, sobre todo, por qué escucha un pitido tan fuerte en su cabeza.

Es entonces cuando se da cuenta de que para ser un monstruo no es necesario hacer algo especial, a veces basta con no hacer absolutamente nada…»

(INVISIBLE- ELOY MORENO)

 

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ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES SOCIALES

Relata una fábula hindú que seis ciegos se toparon con una extraña bestia, en realidad, un elefante. Todos ellos habían oído hablar de los elefantes, pero ninguno los había visto. Para lograr hacerse una idea de su aspecto, se acercaron y cada uno de ellos tocó una parte del animal.

El primero alargó su mano y tocó el costado del elefante. «¡Que liso! Un elefante es como un muro».

El segundo alargó su mano y tocó la trompa del elefante. «¡Que redondo! Un elefante es como una serpiente».

El tercero alargó su mano y tocó el colmillo del elefante. «¡Que afilado! Un elefante es como una lanza».

El cuarto alargó su mano y tocó la pata del elefante. «¡Que alto!. Un elefante es como un árbol».

El quinto alargó su mano y tocó la oreja del elefante. «¡Que ancho!. Un elefante es como  un abanico».

El sexto alargó su mano y tocó el rabo del elefante. «¡Que delgado!. Un elefante es como una soga».

Pronto se encontraron enzarzados en una discusión sobre el aspecto de los elefantes, llamando la atención de un sabió rajá, que les habló así:

«El elefante es un animal muy grande. Cada uno de vosotros ha tocado sólo una parte. Reunid todas ellas y sabréis cómo es un elefante.»

(ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES SOCIALES : GUÍA PARA INTERVENCIONES – JEFFREY A. KELLY)ELEF.jpg

diplomacia

La diplomacia no es más que palabras hinchadas, cuentan que dijo un acompañanate a Georges Clemenceau mientras conducían en dirección a una conferencia de paz.
La etiqueta no es nada más que maneras hinchadas – dijo Clemenceau, pero debe tener en cuenta que aire hinchado es lo que contienen los neumáticos de nuestro coche. Observe cómo amortiguan los golpes.

(Jaume Soler)

un corazón lleno de estrellas

“…sin una nube, no hay lluvia; sin lluvia, los árboles no pueden crecer, y sin árboles, no se puede hacer papel.

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Si miramos aún más profundamente esta hoja de papel, podemos ver en ella el brillo del sol. Si la luz del sol no está ahí, el bosque no puede crecer. En realidad nada podría crecer. Ni siquiera nosotros podríamos crecer sin el sol. Y si seguimos mirando, podemos ver al leñador que cortó el árbol y lo llevó al molino para ser transformado en papel. Y vemos el trigo. Sabemos que el leñador no puede existir sin su pan de todos los días y, por tanto, el trigo que se convirtió en su pan también está en esta hoja de papel. Y la madre y el padre del leñador también están ahí. Dando un paso más, podemos ver que también nosotros estamos en ella. Esto no es tan difícil porque, cuando miramos la hoja de papel, ella es parte de nuestra percepción. Tu mente está en ella. Y la mía también. No hay nada que no puedas incluir: el tiempo, el espacio, la tierra, la lluvia, los minerales del suelo, el sol, la nube, el río, el calor. Todo coexiste en esta hoja de papel; no estamos aislados. Esta hoja de papel es porque todo lo demás es. Este papel, tan finito, contiene en sí todo el universo…”

(Un corazón lleno de estrellas – Alex Rovira)

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aprendizaje innecesario


Cuentan que un colega de Albert Einstein se sorprendió enormemente cuando, al pedirle a este que le diera su número de teléfono, Einstein cogió la guía telefónica para buscarlo.

El colega preguntó, asombrado:
– ¿Acaso no recuerda su propio número de telefóno?
El gran genio se encogió de hombros y contestó:
– ¿Para qué tratar de aprender de memoria algo que puedo hallar en un libro con tanta facilidad?

(Leonard y Thelma Spinrad)

cuestión de status

Un acorazado volvió a puerto después de realizar unas maniobras y sufrir las consecuencias de varias tempestades. La noche era lluviosa; la niebla, muy espesa; el frio penetraba en los huesos de la tripulación de guardia. De repente, el vigía gritó:
– ¡Luz a estribor!
– ¿Hacia dónde se dirige? preguntó el capitán de vigilancia desde el puente.
– Viene directo hacia nosotros, capitán.
El capitán, entonces, indicó al técnico de señales que comunicase el siguiente mensaje:
– Vamos a chocar, cambien de rumbo.
La respuesta fue:
– Cambien ustedes el suyo veinte grados a babor.
El capitán hizo contestar:
– Soy el capitán, cambien su rumbo. Insisto.
La contestación no se hizo esperar:
– Soy un marino. Cambien el suyo. Urgente.
El capitán, indignado, insistió:
– Soy un acorazado. Cambien su rumbo enseguida.
La luz contestó:
– Y yo soy un faro.

(Jaume Soler)

¿Casualidad?

“Sin salir por la puerta
se puede conocer el mundo.
Sin mirar por la ventana
se puede conocer el camino del cielo.
Cuanto más lejos se va,
tanto menos se aprende.
Por eso el sabio
sabe sin desplazarse.
Entiende sin ver.
Realiza sin hacer.”
(Lao Tsé)

Espejos Una Historia Casi Universal

Hace veinticinco siglos, el general chino Sun Tzu escribió el primer tratado de táctica y estrategia militar. Sus sabios consejos se siguen aplicando, hoy día, en los campos de batalla y también en el mundo de los negocios, donde la sangre corre mucho más.
Entre otras cosas, el general decía:

Si eres capaz, finge incapacidad.
Si eres fuerte, exhibe debilidad.
Cuando estés cerca, simula que estás lejos.
No ataques nunca donde el enemigo es poderoso.
Evita siempre el combate que no puedas ganar.
Si estás en inferioridad de condiciones, retírate.
Si el enemigo está unido, divídelo.
Avanza cuando no te espere
y por donde menos te espere, lanza tu ataque.
Para conocer al enemigo, conócete.

(Eduardo Galeano)

espejos

microrrelato

«…el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida…»

(Gabriel García Márquez)

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del sillón a la maratón : correr es la mejor decisión de tu vida

“…la vida se parece a una maratón, o la maratón a la vida. El comienzo siempre es alegre e ilusionante, euforia y derroche de energía. Todos comenzamos las carreras hablando y riendo, con cierto grado de inconsciencia respecto a todo lo que nos queda. En la mitad del recorrido, solo pensamos en dejar atrás un kilómetro tras otro. Por nuestra mente pasan todo tipo de pensamientos, acerca de nuestra vida, familia, trabajo…, vamos dejando nuestras piernas fagociten el asfalto y somos conservadores, conscientes de lo que queda y de que la gasolina que hay en el depósito es la justa, ni una gota más. Que no haya ningún percance inesperado que nos haga abandonar. El último tercio es el más duro. Es donde nuestra capacidad de sufrimiento y aguante se pone a prueba. Lo damos todo, sin reservar nada. Rendición o retirada no están en mi diccionario.

Mi mente y mi corazón cargaran con mí cuerpo cuando mis piernas ya no puedan. Nos dejamos llevar a la espera de ese premio tan buscado como es cruzar la línea de meta. Cuando somos capaces de rebasarla, todo cobra sentido. Las largas sesiones de entrenamiento, los litros de sudor que hemos segregado en cada una de ellas, los cientos de horas y los miles de kilómetros empleados para emular al primer maratoniano de la historia. Solo el que lo ha logrado puede entender mis palabras. El maratoniano está envuelto en un aura especial, mística. Nada se podrá resistir, jamás; nada volverá a ser igual. Nada es imposible. Sí se puede.

La maratón es un desafío que pone al límite la capacidad física y mental. Sin embargo, tras cruzar la línea de meta, no importa lo rápido o lento que se haya sido, todo será diferente. Cada línea de meta cruzada, cada objetivo cumplido y cada céntimo invertido en hacer realidad un sueño te hacen mejor persona…”

(Antonio Ríos)

sillon

malena ballena

«…«Una tarde, el monitor de natación la llamó después de la clase.
—¿Qué te pasa, Malena? ¿No te gusta nadar? ¡Porque lo haces muy bien!
—No, peso demasiado.
—Eso es porque lo piensas.
—¿Qué?
—Somos lo que pensamos que somos. Para nadar bien, debes pensar que eres ligera. ¿Crees acaso que el pájaro o el pez piensan que pesan mucho? ¡Por supuesto que no! Así que si quieres ser ligera, piensa que lo eres. ¡Inténtalo y verás!»…»

(Davide Cali – Sonja Bougaeva)

malena

efecto maratón : para superar cualquier obstáculo en la carrera de tu vida

«…una vez, en una entrega de premios, escuché a un deportista mal llamado «discapacitado» decir que los verdaderos inválidos son aquellos que se quedan en el sofá sentados, sin hacer nada. Los que no arriesgan ni ponen esfuerzo y necesidad en lo que hacen.

No puedo estar más de acuerdo: no es cuestión de capacidad, es cuestión de voluntad. Porque muchas veces nos incapacitamos nosotros mismos pensando que no somos capaces de conseguir algo. Nos limitamos a eso, nos conformamos y terminamos convirtiéndonos en unos inválidos. Pero hay otras personas que ponen, además de la necesidad que tienen, su esfuerzo. De esa manera, su capacidad se activa…»

(Rafa Vega)

maraton

no se dónde está el límite pero sí sé dónde no está

«…Nuestra existencia es corta. Estamos aquí de prestado, así que lo mejor que podemos hacer con este regalo es disfrutar todos y cada uno de los segundos de vida que nos quedan. Mucha gente dice que la vida es una cuenta atrás, que en el momento en el que naces ya has empezado a morir. Hombre, a mí me parece una manera algo triste de ver las cosas. Por mucha razón que tengan al defender esta teoría, creo que cada uno debe colocar la cuenta atrás donde le dé la gana. Nueve meses hasta que nace mi primer hijo. Dos meses hasta que empiece las vacaciones. Cuatro días hasta que vuelva mi marido del viaje de negocios. Dos años para terminar la carrera universitaria. Dos semanas para olvidar la quimioterapia. Yo hago lo mismo con el deporte. Ahora recorro quince kilómetros, luego otros diez, y así hasta tocar la gloria. Al final de todo, pues sí, todos moriremos, pero como eso es algo que no tiene remedio, ¿para qué vamos a estar pensando en ello con la de cosas hermosas que nos quedan por vivir?…»

(Josef Ajram)

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un regalo del cielo

«…Una lección halla el denominador común y nos une a todos, como una cadena. Del extremo de esa cadena pende un reloj, y la esfera de ese reloj refleja el paso del tiempo. Lo oímos, oímos el leve tictac que rompe el silencio, y lo vemos, pero a menudo no lo sentimos. Cada segundo deja su marca en la vida de cada persona; viene y va, desapareciendo calladamente, sin fanfarria, desvaneciéndose en el aire como el vapor que desprende un pudin de Navidad bien caliente.

Si el tiempo es suficiente, sentimos calor; cuando nuestro tiempo se agota, también nos deja fríos. El tiempo es más precioso que el oro, más precioso que los diamantes, más precioso que el petróleo o cualquier tesoro valioso. Nunca tenemos bastante tiempo, el tiempo desata la guerra en nuestro corazón, así que tenemos que saber gastarlo. El tiempo no se puede envolver ni adornar con un lazo, no se puede dejar bajo el árbol la mañana de Navidad.

El tiempo no se puede regalar. Pero se puede compartir…»

(Cecelia Ahern)

regalos

donde el corazón te lleve

(Susanna Tamaro)

corazon